Generando un paseo por su mente en la pared se exponen collages y fotografías recortadas que le permiten hablar de todo, desde los cuerpos hasta los paisajes pasando por las representaciones de aquello que es más ideal. “Al final solo son estereotipos de imágenes que consumimos desde hace varias décadas y que amplificamos por las redes sociales”, explica el artista, “esto lo digitalizamos y creamos pequeñas obras de arte que acompañadas de música proyectamos en los móviles, en los que cada espectador integra su consumo propio de imágenes”. De esta forma el espectador pasa de la mente al dispositivo de Michael, que se presta al público para señalar la falta de jerarquía que hay en la generación de nuevas obras, que se saturan y se superponen a todo.
El título ya desvela que el trabajo picotea de producciones ya existentes, y eso a su vez lleva a plantear cuestiones sobre la autoría y propiedad de las imágenes, aunque para Michael lo que hace realmente es “volver visible la información ya preexistente”. Quien visite All rights reserved entrará en una espiral en la que se puede plantear si cualquier imagen le pertenece realmente, haciendo alusión a la originalidad en el mundo del arte: “Las obras siempre se nutren de los elementos, las historias y las personas que nos rodean. La idea de “novedad” me parece inútil”, explica el artista, que prefiere ofrecerle al espectador una nueva forma de verlas, “desplazar las imágenes y sacarlas de su contexto nos permite tener una mirada activa y crítica sobre la sociedad. Tenemos que reinterpretar lo que nos rodea continuamente”.
Por el suelo y entre las paredes de House of Chappaz se pueden ver imágenes aleatorias, recortes de periódicos, frames de películas y hasta extractos de libros que, sacados de su contexto, crean combinaciones que dan lugar a una nueva ficción “a veces crítica y otras idealizada” gracias a la técnica de ampliación, repetición y recorte. Lo que hace Michael es cuestionarse -a él y a los demás- la resistencia y pertinencia de las imágenes: “Quiero tomar prestados los elementos existentes y liberarlos de la alta tecnología. A la vez busco generar investigaciones tanto críticas como poéticas sobre la reverberación de la imagen”. Con, o sin derechos, y con tantas combinaciones como el ojo humano pueda percibir.
Aunque el doble rasero está ahí Michael tiene claro que es “el único autor” de lo que se muestra en la exposición, al hacerse responsable de los movimientos que se generan con todo lo preexistente: “Si las imágenes son inicialmente comunes a todos yo las devuelvo para que las vean tras mi consumo”. De esta manera genera una pieza cargada de originalidad que a su vez es una crítica a esta, y que bebe de las producciones prestadas de las obras y de los otros. Como si de un referente del arte se tratara Michael busca en All rights reserved demostrar que nada es tan nuevo como creemos, y que cada uno puede hacer propio lo que le rodea, llamando a la acción a aquellos que lo vean: “El espectador es libre de leer y apropiarse de mi obra como quiera, basándose en su propia historia, como hago yo a lo largo de todo mi proceso de trabajo”.